ITuristas devueltos en masa, como en los mejores días de 2019, aunque falten los chinos (Covid-19) y los rusos (guerra en Ucrania). Es la cultura la que primero desencadena un viaje, así que atrevámonos a hacer una pregunta tabú: en un momento en que los museos y monumentos han aguantado gracias al «cueste lo que cueste», ahora están lastrados por la inflación y la factura energética y que el público La deuda es una bomba de relojería, ¿los visitantes extranjeros tienen que pagar mucho más por su billete de entrada que las personas que residen en Francia?
Naciones Unidas informe 2011, con el objetivo de ofrecer vías de financiación para el patrimonio, ya propuso duplicar el precio de los sitios para extranjeros no pertenecientes a la Unión Europea (UE). La economista Françoise Benhamou, coautora del documento, ya no recuerda el plazo exacto para justificar el archivo de la medida. «Injusto», «discriminante», «poco delicado», «poco elegante». Algunos debieron pensar «racista».
Un estado que lleva la bandera del universalismo, particularmente en la cultura, es reacio a discriminar a las audiencias, especialmente cuando el comunitarismo perturba la creación. La Francia artística, con fama de poco chovinista en el perfil de las nominaciones o de los artistas propuestos, tiene poco gusto por la “preferencia nacional”. Algunos añaden que Francia no está tan rebajada que deba alinearse con el Gran Museo Egipcio de El Cairo, anunciado para 2023, cuya entrada se ha fijado en unos 4,50 euros para egipcios y 30 euros para extranjeros.
Un eco de la emergencia ecológica
Monumentos y museos nos dicen, por tanto, que una “tasa turística” no está en la agenda. Escuche, tenemos que hacer un esfuerzo, pero el Estado también tiene la responsabilidad de suplir nuestro déficit. El Ministerio de Cultura, dueño con el de Economía y Finanzas de una decisión muy política, nos informó que sube el precio “incluyendo diferenciados” se están estudiando para museos y monumentos estatales muy grandes –podríamos agregar Notre-Dame de París, el sitio más visitado de Europa antes del incendio de 2019 (14 millones de personas por año)– pero que primero debe identificar su ganancia e impacto.
Varios informes muestran que un boleto aumentado de ninguna manera empañaría el entusiasmo de los turistas. Christian Mantei, especialista en el tema y presidente de Atout France, lo confirma. Porque el triunfo de los sitios patrimoniales es también el del ascenso de las clases medias en el mundo. Cuanto más lejos viene el visitante, menos sensible es a la tarifa. La gran mayoría de los turistas son «visitantes primerizos», dispuestos a pagar un alto precio por descubrir un lugar al que no volverán. Y luego pagar más cuando vienes de lejos se hace eco de la emergencia ecológica.
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